miércoles, 5 de junio de 2013

-La ciudad encantada de Bolnuevo (Gredas de Bolnuevo)-

Hemos decidido añadir este apartado como ejemplo de la acción erosiva del aire, junto a la acción erosiva del agua.

Sin duda es el paisaje más destacado de la localidad y uno de los más peculiares y atractivos de toda la Región de Murcia. En primera línea de una de las playas se pueden observar estas formaciones de un material arcilloso conocido como greda, material que esta formado por sílice y aluminio, formado a su vez tras la alteración de rocas ígneas y metamórficas, y que es muy apreciado en alfarería.

El aire, muchas veces acompañado de partículas de arena y agua, han modelado los curiosos perfiles de estas Gredas, dando forma al "paisaje encantado de Bolnuevo", una belleza que en ocasiones, y durante las fiestas patronales, es utilizado como parte de un escenario para la celebración de alguna actuación artística.
 
Este paraje ha sido declarado Monumento Natural, el primero protegido bajo esta etiqueta en la Región de Murcia. Además, una parte de su valor reside en lo que no se ve: los fósiles.
Según estudios del investigador Francisco Serrano revelan que las Gredas de Bolnuevo han ampliado las lista de microfósiles que provienen de organismos vivos de hace cuatro millones de años (como Globorotalia margaritae o Globigerinoides obliquus extremus), en la época del Plioceno.


Casas Encantadas de Bolnuevo



Vista de las Gredas



Ciudad encantada de Murcia
Fuente: embolic y www.regmurcia.com

-Distintos ejemplos de paisaje: nuestros viajes-

Sudáfrica
 
 En esta secuencia de imágenes podemos apreciar, además de la belleza de un país como Sudáfrica, la acción que los distintos agentes ejercen sobre el paisaje:
 
En esta primera imagen nos encontramos ante un valle en forma de U, característico de la erosión glacial.



En las dos imágenes superiores, podemos ver cómo el pequeño riachuelo, a lo largo de miles de años se ha abierto paso entre las rocas, dando como resultado estas bellas imágenes.



El agua en esta foto es la protagonista, y cómo cierta vegetación sobrevive en situaciones como esta.
 
 
Islas Cíes (Galicia)
En estas imágenes podemos advertir a simple vista que nos encontramos en costas del norte de España. El clima oceánico salta a la vista, tanto por la vegetación frondosa de las islas como en las formaciones de niebla que advertimos en la segunda fotografía.


 
 
Malta
 
Al analizar detenidamente las imágenes de la isla de Malta podemos concluir varias cosas. En primer lugar la erosión del agua (del mar) es obvia cuando observamos los acantilados y las formaciones que vemos en la fotografía tercera. Además, la vegetación (plantas similares a los cactus, muy extendidas para el consumo alimenticio entre la gente de la isla) es una vegetación de climas extremadamente secos. En ningún momento se aprecian ríos ni embalses, por lo que sabemos que hay unas precipitaciones muy escasas.
 
 



 
 
Edimburgo
 
Aunque no hay una gran variedad de fotografías, salta a la vista que el clima de Edimburgo coincide al 100% con lo que todos conocemos sobre las Islas Británicas: una niebla densa todo el año (las fotografías fueron tomadas a finales de junio), frío y una vegetación muy abundante en todo el país.
En la segunda fotografía, podemos comprobar en primer lugar el cielo, cubierto de nubes, que reafirma lo dicho anteriormente. En segundo lugar, la formación de la montaña nos hace pensar en las irregulares islas, con innumerables acantilados, y con el frío que hace en toda esa zona. Probablemente esas formaciones sean causa del agua, tanto en estado sólido como en estado líquido.
 
 
 
 


 
 
 

martes, 4 de junio de 2013

-Agentes de erosión y paisajes-


AGENTES EROSIVOS

Llamamos "erosión" a una serie de procesos naturales de naturaleza física y química que desgastan y destruyen los suelos y rocas de la corteza de un planeta, en este caso, de la Tierra.

La erosión terrestre es el resultado de la acción combinada de varios factores, como la temperatura, los gases, el agua, el viento, la gravedad y la vida vegetal y animal. En algunas regiones predomina alguno de estos factores, como el viento en las zonas áridas.

También, y mucho más en los últimos tiempos, se produce una erosión acelerada como el resultado de la acción humana, cuyos efectos se perciben en un periodo de tiempo mucho menor. Sin la intervención humana, estas pérdidas de suelo debidas a la erosión se verían compensadas por la formación de nuevos suelos en la mayor parte de la Tierra.


METEORIZACION
La corteza terrestre sufrió numerosas alteraciones causadas por las fuerzas internas del planeta, por lo que se rompió y se formó de nuevo. Una gran parte de estos procesos continua actuando.

Pero desde que existe la atmósfera hay otros agentes que han contribuido a transformarla lentamente hasta tener el aspecto que ahora nos presenta. Todos estos procesos se denominan "meteorización" o, genéricamente, "erosión" y los agentes causantes (agentes geológicos externos) pueden ser de tipo físico (mecánico), químico y biológico.

La meteorización produce fragmentos de rocas y minerales, así como otros productos residuales y solubles, que pueden ser transportados y depositados a otros niveles, lo que deja nuevas superficies expuestas a la meteorización.

Erosión mecánica

La meteorización mecánica es la disgregación física de las rocas en fragmentos, a causa de los cambios de temperatura, humedad y actividad biológica.

Temperatura Al calentarse las rocas y minerales se producen diferencias de tensión en su estructura. Los materiales oscuros absorben más calor que los claros y están expuestos. Las altas variaciones de temperatura entre el día y la noche imprimen a las rocas fuertes contracciones y dilataciones, que provocan fisuras y, con el tiempo, su fragmentación.

Agua: El agua líquida influye en la meteorización mecánica de las rocas, y aún más cuando se trata de hielo. En pocas horas el hielo puede abrir fisuras en las rocas y exponerlas a una acción acelerada de otros agentes. Las rocas de las capas más superficiales de la corteza terrestre, presentan grietas o fisuras. Cuando el agua de lluvia o procedente de los deshielos penetra en el interior de estas grietas y la temperatura desciende por debajo de los 0 grados, se expande. Si la roca es muy porosa, su disgregación puede llegar a tener consistencia granular.

Actividad biológica: Cuando las rocas ya presentan fisuras pueden ser colonizadas por las raíces de los árboles, que imprimen presión conforme crecen y aumentan de volumen. La presión ejercida por las raíces no es comparable a la del hielo, pero puede ser suficiente para generar rotura y desprendimiento de rocas, que quedan así expuestas a la acción otros agentes.


TIPOS DE SUELOS

Gracias a la erosión y a la actividad de los seres vivos, la porción externa de la corteza rocosa terrestre, su superficie, se convierte en aquello que conocemos como "suelos".

Sin el suelo sería imposible la existencia de plantas superiores y, sin ellas, ni nosotros ni el resto de los animales podríamos vivir. A pesar de que forma una capa muy delgada, es esencial para la vida en tierra firme. Cada región del planeta tiene unos suelos que la caracterizan, según el tipo de roca de la que se ha formado y los agentes que lo han modificado.

Formación del suelo

El suelo procede de la interacción entre la atmósfera, y biosfera. El suelo se forma a parir de la descomposición de la roca madre, por factores climáticos y la acción de los seres vivos. Esto implica que el suelo tiene una parte mineral y otra biológica, lo que le permite ser el sustento de multitud de especies vegetales y animales.

La descomposición de la roca madre puede deberse a factores físicos y mecánicos, o por alteración, o descomposición química. En este proceso se forman unos elementos muy pequeños que conforman el suelo, los coloides y los iones. Dependiendo del porcentaje de coloides e iones, y de su origen, el suelo tendrá unas determinadas características.

La materia orgánica procede, fundamentalmente, de la vegetación que coloniza la roca madre. La descomposición de estos aportes forma el humus bruto. A estos restos orgánicos vegetales se añaden los procedentes de la descomposición de los aportes de la fauna, aunque en el porcentaje total de estos son de menor importancia.

La descomposición de la materia orgánica aporta al suelo diferentes minerales y gases: amoniaco, nitratos, fosfatos, ... Estos son elementos esenciales para el metabolismo de los seres vivos y conforman la reserva trófica del suelo para las plantas, además de garantizar su estabilidad.

Clasificación de los suelos

El suelo se clasificar según su textura: fina o gruesa, y por su estructura: floculada, agregada o dispersa, lo que define su porosidad que permite una mayor o menor circulación del agua, y por lo tanto la existencia de especies vegetales que necesitan concentraciones más o menos elevadas de agua o de gases.

El suelo también se puede clasificar por sus características químicas, por su poder de absorción de coloides y por su grado de acidez (pH), que permite la existencia de una vegetación más o menos necesitada de ciertos compuestos.


EROSION FLUVIAL:

Las aguas continentales son un agente erosivo de primera magnitud. En forma de ríos que discurren sobre la superficie, o de corrientes subterráneas, el agua desgasta los materiales que hay por donde pasa y arrastra los restos en dirección al mar, dejándolos depositados en diversos lugares, formando nuevos suelos y, en definitiva, modelando el paisaje.

El agua crea cascadas,  desfiladeros, meandros y deltas. En ocasiones inunda determinadas regiones, más o menos amplias, del territorio. La vida se ha desarrollado de forma más prolífera, desde siempre, en los márgenes de los ríos.

La acción erosiva de los ríos


La erosión debida a las aguas corrientes sigue las mismas etapas en que se divide de forma natural el curso de un rio. Hay una primera etapa en que la erosión mecánica provocada por el agua y los materiales que arrastra es muy intensa en el curso alto del rio. En la segunda etapa, de transporte, la erosión mecánica sigue activa pero empieza a actuar la erosión química. Esta tiene lugar en el curso medio. Finalmente, en el curso bajo predomina la sedimentación de los materiales transportados, la acción mecánica se reduce muchísimo y prácticamente sólo actúa la erosión química.

La acción erosiva de un rio se debe a la energía del agua. Es capaz de arrancar trozos de roca que, al ser arrastrados por la corriente, actúan como un martillo sobre el cauce del rio, desprendiendo nuevos fragmentos. Como el cauce no es regular, se suelen producir remolinos que arrastran arenas y gravas, puliendo el fondo del rio y creando cavidades.

Otras veces, la pendiente elevada hace el agua forme saltos, cascadas o cataratas, algunas de las cuales llegan hasta los 1000 metros de altura. La zona de salto retrocede gradualmente aguas arriba a medida que se desgasta. En otros casos, cuando el curso se encuentra con grandes obstáculos, el agua "busca" las zonas más frágiles, las desgasta y forma desfiladeros o cañones.

En terrenos calcáreos es frecuente la aparición de cuevas subterráneas causadas por la erosión química del agua, que transforma el carbonato insoluble en bicarbonato soluble y, después, lo disuelve.

Inundaciones

Durante las temporadas de lluvias intensas o cuando se produce el deshielo, el caudal de un rio puede aumentar tanto que no quepa dentro de su cauce. Entonces el agua se desborda por las riberas. Este fenómeno se produce a veces de forma gradual, pero otras lo hace de forma violenta, provocando una gran erosión en todo el territorio.
 

Meandros

El resultado de la erosión consiste en materiales más o menos finos que el agua arrastra a lo largo del curso del rio. En el curso medio empiezan a depositarse cuando la fuerza de la corriente no es capaz de mantener estas partículas en suspensión.

Pero la fuerza erosiva actúa después sobre estos depósitos y los desgasta más por la zona en que la velocidad del agua es mayor, mientras deposita nuevos materiales donde es más débil. El resultado final son unos depósitos de forma sinuosa que llamamos meandros. Con el tiempo y las crecidas, el rio puede volver a abrirse paso en línea recta, dejando en sus márgenes lagunas en forma de media luna que, con el tiempo, suelen secarse.

Los Deltas

El final del proceso erosivo fluvial tiene lugar en la desembocadura del rio, aunque en algunos casos la fuerza de la corriente es capaz de seguir erosionando el fondo de la plataforma continental y formar un valle submarino.

En muchos casos, sobre todo en grandes ríos con mucha erosión, los materiales más finos se depositan en la desembocadura formando un delta.. Los deltas son, pues, terrenos sedimentarios extensos en los cuales hay un equilibrio constante entre la fuerza destructiva de la corriente y el depósito de nuevos material.


EROSION EOLICA

Comparado con el agua, el viento resulta un agente erosivo menos intenso, pero en las regiones secas adquiere una importancia muy especial. En estas zonas áridas el viento ha formado los desiertos, que constituyen una superficie muy extensa a lo largo y ancho de la Tierra.

El viento constante forma estructuras tan conocidas como las dunas, pero también produce otras formas muy particulares y, a veces, espectaculares, en las rocas de las regiones donde actúa con mayor intensidad.

La acción erosiva del viento

El viento, por sí mismo, no tiene suficiente fuerza para producir efectos de meteorización. Lo que sí puede hacer es transportar partículas que, cuando chocan con el terreno, lo van desgastando. Este tipo de erosión suele ser lento y, para que se produzca, el territorio debe estar desnudo, ya que la vegetación disminuye o anula el efecto.

La erosión eólica se produce, pues, en zonas áridas, como los desiertos y la alta montaña. Estos tienen además otra característica imprescindible: las grandes diferencias de temperaturas. Esto hace que la roca se rompa y la erosión eólica pueda actuar con mayor eficacia.

La corrosión es la abrasión sufrida por las rocas al ser friccionadas por los impactos de las partículas arenosas que son transportadas por el viento. Cuando estas partículas golpean las rocas sufren a su vez una transformación, tomando un aspecto redondeado. Cuando el viento pierde fuerza va depositando los materiales transportados de forma gradual, lo que habitualmente da lugar a la acumulación de partículas de similar tamaño y peso.




Desiertos y dunas


Generalmente se llama desierto a un área cuya precipitación media anual es inferior a 250 mm y donde, en la mayoría de los casos, la evaporación excede a la precipitación como resultado de una temperatura media alta. Debido a la falta de humedad en el suelo y en la atmósfera, los rayos del Sol inciden con fuerza. Las temperaturas durante el día pueden alcanzar los 55 °C a la sombra; durante la noche, el suelo del desierto irradia el calor a la atmósfera y las temperaturas pueden descender hasta el punto de congelación.

Las dunas son como montaña de arena que se forman en los desiertos, aunque también lo hacen en el borde de los lagos y del mar, donde los vientos son fuertes y tienden a soplar en una sola dirección. Los campos de dunas se extienden a lo largo de miles de kilómetros cuadrados en los desiertos del norte de África, en la península Arábiga y en Asia central.

El viento, al mover los granos de arena, causa el crecimiento en altura de las dunas, así como su traslado. Una duna en crecimiento puede desplazarse hasta 30 m por año. La cara que opone al viento es siempre más larga y menos empinada que la cara contraria.

Los depósitos de dunas antiguas que quedan enterrados se transforman en arenisca, la cual presenta una estratificación asimétrica, llamada estratificación cruzada, que revela la dirección del viento que la originó.


EROSION GLACIAR

Los glaciares son agentes erosivos de gran importancia que, en el pasado, modelaron una buena parte de los paisajes que ahora conocemos en latitudes medias y altas de todo el planeta.

Las enormes masas de hielo desplazándose lentamente por efecto de la gravedad llevan a término una tarea de desgaste implacable sobre los terrenos en que se deslizan, que se puede observar fácilmente en aquellas regiones donde los glaciares han desaparecido. El hielo es capaz de cortar o arrancar enormes rocas que otros agentes erosivos no podrían.

Partes de un glaciar

A medida que un glaciar desciende por un valle o avanza a través de una amplia zona, en el caso de las grandes extensiones de hielo, va modelando el terreno. Desplaza las rocas que encuentra a su paso y el hielo rompe y arrastra las subyacentes. Las rocas inmersas en el fondo del glaciar actúan como partículas abrasivas, al lijar y pulir la piedra del lecho sobre el que se desplaza.

En la cabecera del valle de un glaciar, las paredes quedan erosionadas con una forma semicircular denominada circo glaciar. La erosión progresiva y simultánea de estas paredes en distintos lados de una montaña puede dar lugar a lo que se conoce como un cuerno (horno) o pico piramidal. Los valles por los que ha pasado un glaciar tienen forma de U en vez de la forma de V, típica de la erosión de los valles fluviales.

Con frecuencia, el valle glaciar está excavado tan profundamente que las bocas o desembocaduras de los valles tributarios quedan a un nivel superior con respecto al fondo del canal glaciar, originando los llamados valles colgados. Los fiordos son valles glaciares parcialmente inundados por el mar.

Aludes


Una forma de erosión distinta de los glaciares, pero también provocada por la acumulación de agua en estado sólido, son los aludes. Un alud es el desprendimiento de grandes masas de hielo y nieve que desciende desde las cumbres hacia los valles. A su paso, un alud arrastra la vegetación, dejando una estela de terreno desnudo donde puede actuar más fácilmente la erosión.

Los aludes se producen cuando se acumula mucha nieve en una zona de pendiente elevada, especialmente cuando se deposita sobre otra capa de consistencia distinta que le pueda servir como superficie de deslizamiento, quedando en un equilibrio inestable.

El desencadenante del alud puede tener origen diverso. Se puede producir de forma espontánea cuando el propio peso de una capa supera la fuerza de rozamiento que la mantenía en reposo. También se producen aludes en la época del deshielo, al disminuir la fuerza de fijación. Incluso por el paso de esquiadores o por vibraciones de cualquier tipo.

Una pequeña masa de nieve inicia el descenso. Al apoyar su peso sobre otra hace que también se desprenda. Así, a medida que desciende se van incorporando nuevas masas hasta que puede llegar a adquirir un gran volumen. Es, por tanto una de las pocas formas de erosión que actuan de forma violenta, en poco tiempo.


EROSION MARINA

La costa es la zona limítrofe entre la tierra firme y el mar. Se encuentra constantemente sometida a la acción erosiva del agua, por lo cual adquiere formas muy diversas, dependiendo del tipo de terreno y de la actividad de las olas, mareas y corrientes marinas.

Tiene acantilados y playas, deltas y estuarios, y, a veces, aparece recortada en antiguos valles inundados. Las corrientes marinas se llevan parte del material erosionado hacia el mar en unos lugares y lo deposita, desgastado, en otros. Así se forma un acantilado en un lugar y una playa en otro.

Acantilados y playas

Las costas acantiladas son aquellas que terminan abruptamente en la línea de la costa. Por debajo del acantilado en sí mismo, de fuerte pendiente o vertical, están el punto de inflexión, justo encima de la línea de costa, y la plataforma suavemente inclinada hacia el mar, que puede ser arenosa o de cantos o rocosa.

La acción del oleaje y las corrientes marinas arranca material rocoso, lo acumula al pie del acantilado y forma un depósito que, al principio, queda bajo el agua pero después puede emerger formando una pequeña playa. La acción de las mareas también es importante, ya que durante un tiempo introduce agua entre las rocas, reblandeciéndolas, y durante el resto del dia las deja a la intemperie para que actúen los agentes atmosféricos. Además, proporciona varios niveles de actuación de las olas.

El material aportado al océano por los ríos y trabajado por la erosión del oleaje es distribuido a lo largo de las costas, donde forman playas, o transportado por corriente marinas hacia la plataforma continental y las parte más profundas del océano.

Las playas son la expansión del balance entre la erosión marina producida por las olas, mareas y corrientes marinas y los aportes suministrados por la propia erosión marina desde otras zonas y por los ríos. Los agentes del modelado costero son las olas, las corrientes y las mareas.

Formas del litoral


Además del propio relieve de la plataforma continental, las diferencias en las formas de erosión marina hacen que las formas litorales sean muy variadas.

Cabos: Son partes de la costa que se adentran de forma aguda en el mar.

Golfos: Un golfo es una penetración de grandes dimensiones del mar en la costa formando una curva. En cada extremo suele tener un cabo.

Bahías: Una bahía es como un golfo de dimensiones más reducidas y, en general, más abierto.

Ensenadas: Se llama así a una bahía o un entrante de mar reducido y protegido.

Calas: Una cala es una ensenada estrecha y de paredes escarpadas.

Albuferas: Cuando una bahía queda convertida en un lago, al ser cerrada su unión con el resto del mar por un cordón litoral, se forma una albufera.

Estuarios: Es la zona de la desembocadura de un rio en la que penetra la erosión del mar.

Deltas: La zona amplia de la desembocadura de un rio donde se depositan sedimentos por encima del nivel del agua. Estos materiales pueden proceder de la erosión fluvial, marina o de ambas.

Rías: Son las zonas de antiguos valles fluviales inundada por aguas marinas. La costa adquiere una morfología que puede llegar a ser muy abrupta.

Fiordos: Es como una ría, excepto que en este caso el valle ocupado por las aguas marinas es de origen glaciar. Dado que los valles glaciares tienen forma de U, las paredes de los fiordos suelen ser muy inclinadas o verticales.


EROSION BIOLOGICA

También los seres vivos modifican el paisaje, a veces, de forma lenta y casi imperceptible y, otras, de forma rápida y violenta. Las plantas superiores, que tienen raíces, ejercen una labor intensa se excavación mecánica del sustrato, en busca de agua. Pero, aunque menos visible, también es importante la erosión provocada por pequeños vegetales y organismos, como los líquenes.

También erosionan los animales. Pequeños invertebrados, como los gusanos, airean el terreno y permiten la entrada de agua en la roca madre. Existen microorganismos cuyas secreciones atacan químicamente las piedras. Por último, los animales superiores pueden excavar y erosionar de muy distintas maneras.

La acción de los vegetales

Las plantas superiores, que tienen raíces, ejercen una labor intensa de excavación mecánica del suelo, en busca del agua que necesitan para su subsistencia. Algunas de estas raíces son capaces de atravesar sustratos de rocas blandas o, incluso, romper otras más duras.

Pero, aunque menos visible, el trabajo de otros vegetales y organismos, como los líquenes, es quizás todavía más importante, hasta el punto que se les considera los verdaderos indicadores o pioneros de la formación de los suelos. En efecto, los líquenes actúan sobre las rocas desnudas, empiezan su descomposición y permiten que otros organismos mayores continúen la tarea.

La acción de los animales


Pequeños invertebrados como los gusanos y algunos insectos airean el suelo, pero también contribuyen al proceso de meteorización de la roca madre al permitir la entrada de aire y agua, así como de microorganismos productores de secreciones que reaccionan químicamente con la roca, transformándola y erosionándola.

La labor que llevan a cabo los animales es, en general, complementaria de la que realizan otros agentes erosivos en las etapas primarias del proceso de meteorización. Sin embargo, tiene una especialísima importancia en la formación de los suelos.

Los animales ejercen una erosión mecánica con la excavación o construcción de nidos y madrigueras, así como por el paso de grandes manadas por las mismas sendas. También ejercen un control sobre la población vegetal de la que se alimentan. Finalmente, producen secreciones y excreciones de materiales que tienen un alto poder corrosivo y pueden descomponer las rocas, facilitando la acción de otros agentes.


IMPACTO DEL SER HUMANO EN EL MEDIO AMBIENTE

Todos los organismos alteran, en cierta medida, el entorno en el que viven, modelando el paisaje. El ser humano no es una excepción, al contrario. Posee una elevada capacidad de alteración gracias a sus progresivos avances técnicos.

Los paisajes surgidos por la influencia humana ocupan una extensión cada vez mayor de la superficie del planeta. Básicamente, la erosión humana se puede clasificar en dos tipos: de explotación (tierras agrícolas, forestales, minas, ... ) y de construcción (ciudades, vías de comunicación, ... ). En los últimos años, además, las actividades industriales no sólo alteran la superficie de la Tierra, sino que están poniendo en peligro la supervivencia del planeta.

Sin la intervención humana, las pérdidas de suelo debidas a la erosión probablemente se verían compensadas por la formación de nuevos suelos en la mayor parte de la Tierra.

En terreno sin alterar, los suelos están protegidos por el manto vegetal. Cuando la lluvia cae sobre una superficie cubierta por hierba u hojas, parte de la humedad se evapora antes de que el agua llegue a introducirse en la tierra. Los árboles y la hierba hacen de cortavientos y el entramado de las raíces ayuda a mantener los suelos en el lugar, frente a la acción de la lluvia y el viento.


La agricultura y la explotación forestal, la urbanización, la instalación de industrias y la construcción de carreteras destruyen parcial o totalmente el dosel protector de la vegetación, acelerando la erosión de determinados tipos de suelos. Ésta es menos intensa en zonas con cultivos como el trigo, que cubren uniformemente el terreno, que en zonas con cultivos como el maíz o el tabaco, que crecen en surcos.

El exceso de pastoreo, que a la larga puede transformar la pradera en desierto, y las prácticas agrícolas poco cuidadosas, han tenido efectos desastrosos en determinadas regiones del mundo.

Algunos historiadores piensan que la erosión del suelo ha sido un factor determinante en el conjunto de causas que han provocado algunos desplazamientos de población, debidos a la sequía, y en la decadencia de algunas civilizaciones. Las ruinas de pueblos y ciudades encontradas en regiones áridas, como los desiertos de Mesopotamia, indican que hubo un momento en el que la agricultura fue una actividad generalizada por toda la zona.


sábado, 25 de mayo de 2013

-Zonas climáticas y paisajes-




 


 

Los paisajes de los climas templados: El paisaje continental.

Hacia el interior, pero en dirección Norte, la estación seca es el invierno, debido a la instalación sobre el continente de un anticiclón frío y seco de origen térmico -anticiclones de Siberia y Canadá- que impide la penetración de las borrascas oceánicas. Estas solo alcanzan a producir algunas precipitaciones en forma de nieve en los pocos momentos de debilidad del anticiclón. La nieve caída durante el invierno, poco abundante, forma una capa de poco espesor pero persistente, al mantenerse las temperaturas invernales muy bajas: de -20º C. a -40º C... en enero según la latitud. Durante el verano, la desaparición del anticiclón continental permite la penetración del flujo de aire oceánico que modera las temperaturas y permite precipitaciones en forma de lluvia, tanto más cuantiosas y regulares cuanto más al Oeste.

Este tipo de clima presenta sus rasgos más nítidos en el interior de los continentes, pero se extiende hasta las fachadas orientales, si bien es cierto que éstas reciben algunas precipitaciones invernales por la proximidad del océano. En las fachadas orientales, a medida que se desciende en latitud, va moderando sus características hasta dar paso a los climas de tipo chino.

La vegetación se dispone en bandas que se adaptan a los progresivos cambios de las características climáticas. Hacia el interior y por efecto de la continentalidad, el bosque da paso paulatinamente a la pradera de gramíneas con algunos árboles dispersos, muy apta para la agricultura, especialmente cereales, al darse sobre suelos muy fértiles, los llamados "suelos negros". De este tipo son las conocidas regiones cerealistas de Ucrania, del centro de América del Norte y de la Pampa argentina. En estas zonas el principal riesgo para las cosechas está en el encharcamiento del suelo en verano debido al exceso de precipitaciones. En su zona más meridional, la pradera da paso a la estepas y los desiertos fríos del interior de los continentes. A mayor latitud, el bosque caducifolio y la pradera son sustituidos por grandes masas forestales de coníferas, la taiga. Esta formación boscosa, compuesta por especies como el abeto, el alerce y distintas variedades de pino, forma una banda de costa a costa en Eurasia y América del Norte. Una característica muy importante de este bosque es su homogeneidad floral, que facilita grandemente y hace rentable su explotación económica. De la taiga procede gran parte de la madera destinada a la obtención de celulosa (fabricación de papel).

A pesar de lo desapacible del clima continental, buena parte de las mayores ciudades del mundo, tanto en población como desarrollo económico están en zonas con este clima, entre las cuales se pueden mencionar: Chicago, Moscú, Montreal,etc.






Los paisajes de las zonas templadas: El paisaje mediterráneo.

En las fachadas Oeste, entre 30º y 45º de latitud, se da un clima de verano seco y temperaturas suaves. Por tratarse de una zona de transición, se ve afectada alternativamente por las borrascas del frente polar y por los anticiclones subtropicales oceánicos, cuyo vaivén estacional determina un tiempo lluvioso y templado en invierno y seco y cálido en verano.

Este tipo de clima se da particularmente en los países ribereños del Mediterráneo, de ahí la denominación de clima mediterráneo, aunque también se da en la costa SW de Australia, en California, Chile central y en el SW de la República Sudafricana.

Durante el verano las perturbaciones del frente polar se trasladan a latitudes más altas y permiten a las células anticiclónicas situarse sobre sus costas. Y aunque se trata de aire húmedo, al ser descendente es estable y no produce lluvias; solo cuando choca con un obstáculo montañoso se producen ascendencias que provocan tormentas breves y locales. A esta escasez en las precipitaciones se unen altas temperaturas estivales, salvo en las franjas costeras (California, África del Sur) afectadas directamente por las corrientes marinas frías. En invierno se retiran los anticiclones subtropicales predominando la circulación del Oeste con el frente polar que ocasiona un tiempo inestable y lluvioso. Este mecanismo se inicia a principios de otoño y permanece hasta el final de la primavera, cuando el frente polar vuelve a ser desplazado por los anticiclones subtropicales. La mayor parte de las precipitaciones se produce en las estaciones intermedias -primavera, otoño- siendo menos importantes durante el invierno, ya que es frecuente que un apéndice del anticiclón continental se sitúe sobre estas zonas, dando lugar a un tiempo despejado y frío.

Este régimen requiere de las plantas que allí se desarrollan, sofisticados mecanismos de adaptación durante la sequía estival, mientras que la suavidad del invierno hace que esta estación no constituya un inconveniente importante para el desarrollo vegetativo. La formación típica es el encinar; cuando las lluvias son algo más elevadas aparece el alcornocal, que da paso a formaciones de pino albar y enebro en zonas de lluvias más débiles. Los bosques mediterráneos han sido prácticamente eliminados por la acción del hombre, degradándose sobre suelos calizos hacia una formación de árboles y arbustos que deja una parte del suelo desnudo -la garriga- y sobre suelos silíceos en una formación -el maquis- de pinos y encinas aislados con un sotobosque denso. Las condiciones favorables de esta zona hacen que siempre haya estado muy poblada y que la mayor parte de su suelo esté o haya estado en algún momento cultivado.

Los bosques están formados por árboles de hoja perenne (que no se cae en otoño) con pinos, encinas, algarrobos, acebuches, jara, tomillo … cuando el bosque es talado, o se ha incendiado aparece un matorral de especies espinosas llamado maquia o garriga. Fauna: el lince, liebres, corzos, halcones, águilas, buitres.








Los paisajes de las zonas templadas: El paisaje oceánico.

Los paisajes de las zonas templadas están ejemplificados a partir de los tres grandes tipos de clima que se dan en Europa:


La fachada occidental de los continentes, entre aproximadamente 45º de latitud y los Círculos Polares, presenta un clima que responde al dominio permanente de la perturbaciones del frente polar. Este clima se desarrolla especialmente en Europa, ya que la inexistencia de obstáculos montañosos permite la incursión profunda de las borrascas oceánicas en el interior del continente, a diferencia de América, donde las Rocosas y Los Andes limitan esta influencia a una estrecha franja costera. Estas zonas carecen de estación seca porque se encuentran fuera del alcance de los anticiclones subtropicales. Las temperaturas son moderadas por la influencia suavizadora del océano, aunque experimentan un claro descenso a medida que se avanza en latitud y se penetra en el continente.

Aparece una asociación vegetal, el bosque caducifolio, compuesta por especies (haya, roble, abedul, arce) que endurecen sus tallos y pierden sus hojas como adaptación a los fríos invernales. En las zonas muy azotadas por el viento y en aquellas otras en que la acción humana -pastoreo, roza-, el bosque se ve suplantado por formaciones bajas de matorral y hierba. Hacia el interior y en dirección Sur, desciende el total anual de precipitaciones y comienza a aparecer un verano corto y más seco que el invierno, que marca la transición al clima mediterráneo de latitudes más bajas.

La acción del océano suaviza las temperaturas (ni muy bajas ni muy calurosas) y propicia precipitaciones suaves y persistentes. Los ríos serán por tanto de caudal abundante (Támesis, Sena, Loira, Rhin) debido a las continuas lluvias.

En las zonas donde se ha preservado el bosque: osos, lobo, urogallo, topos, zorros, águilas.

La población que encontramos es dispersa aunque hoy el paisaje está muy humanizado, con importantes ciudades, puertos, vías de comunicación, etc.







Los paisajes de las zonas frías: El paisaje de alta montaña.

Climas equivalentes a los polares en cuanto a temperaturas y precipitaciones se dan en las cumbres con nieves perpetuas y cubiertas por glaciares de algunas montañas de latitudes medias y bajas. Y ello porque la altitud produce el mismo efecto y origina unas condiciones similares a las que produce el aumento en latitud. La montaña siempre es un elemento discordante con respecto a su entorno, ya que presenta características que no aparecen en las tierras bajas que la rodean, tales como disminución de la presión y de la temperatura con la altura, mayor humedad, al menos hasta cierto nivel, y mayor pureza del aire, que, sin embargo, aparece cada vez más enrarecido. No obstante, y a pesar de estas singularidades, el régimen de montaña obedece, en último término, al tipo de circulación dominante en las latitudes correspondientes. La vegetación es también original y varía según tres factores fundamentales: la latitud a la que se halle la montaña, la altitud y la exposición de sus vertientes a los rayos solares y a los vientos dominantes.




Los paisajes de zonas frías: Paisajes polares.

Más allá de los Círculos Polares, la característica diferencial de los climas es la ausencia de verano; en ello radica su originalidad. Por esta razón, zonas como el Norte de Siberia no pueden ser consideradas como polares, pues a pesar de sus bajas temperaturas, no carecen de un corto verano.
Dentro de los climas polares hay que distinguir los bordes continentales del norte de Eurasia y América -donde se ponen en contacto las masas de aire polares marítimas y las polareas continentales- de las zonas interiores de Groenlandia y la Antártida, dominadas por altas presiones.

En los bordes continentales, el frente que separa ambas masas de aire da lugar a abundantes precipitaciones en forma de nieve. Las temperaturas, aunque moderadas algo por la influencia marina, son muy bajas; en consecuencia el suelo está permanentemente helado. Sólo se deshiela superficialmente durante dos o tres meses al año en los que las temperaturas rebasan apenas los 0º C; se forman entonces grandes barrizales y se producen corrimientos de tierra que en las áreas habitadas constituyen un grave problema (vías de comunicación, edificios).

El corto período de temperaturas superiores a 0º C, aunque inferiores siempre a 10º C, permite la existencia de una formación vegetal de líquenes, musgos y plantas herbáceas, la tundra, que alterna a trechos con turberas y claros donde el suelo aparece desnudo. En las fachadas orientales de los continentes, la tundra desciende en latitud más que en las occidentales por la influencia de las corrientes marinas frías.

Sobre los casquetes de hielos perpetuos existentes en la Antártida e interior de Groenlandia reina un clima glacial con temperaturas que en el mes menos frío no alcanzan los 0º C. En estas condiciones el desarrollo de la vegetación es imposible. El suelo aparece cubierto de hielo en capas de gran espesor que, por presión mecánica, se va deslizando hacia las orillas, donde se cuartea y forma icebergs: bloques de hielo que flotan en los oceános y que se funden lentamente a medida que alcanzan latitudes más bajas, constituyendo un obstáculo para la navegación.
Las precipitaciones, siempre en forma de nieve, son muy escasas -inferiores a 250mm anuales- , ya que estas zonas están bajo influencia de los anticiclones polares. Por ello, no solo es imposible la vida vegetal, también la vida humana se hace muy difícil, limitándose los asentamientos a las estaciones científicas, en las que el ambiente es totalmente artificial.



Los paisajes de las zonas cálidas: El desierto.

A la altura de los trópicos aparecen unos climas cuyo rasgo definitorio es la aridez, que determina enormes extensiones de suelo sin vegetación alguna, desorganización o ausencia total de redes fluviales, así como una bajísima densidad de población animal y humana.

En los desiertos tropicales las precipitaciones anuales son inferiores a 100 mm. anuales. La causa principal de esta falta de lluvias radica en las altas presiones subtropicales, a lo que se suman la continentalidad, las grandes barreras montañosas y las corrientes marinas frías. Se distinguen dos tipos de desierto tropical: continental y costero.

En los desiertos continentales el elemento condicionante del régimen termopluviométrico, además de las altas presiones, es la continentalidad que acentúa la sequía y la oscilación térmica diaria. En una atmósfera con muy escasa cantidad de vapor de agua (humedad relativa 25% a 30%) el calentamiento del suelo durante el día es muy intenso alcanzándose temperaturas de hasta 50º C. Durante la noche la irradiación de calor es también muy fuerte, pudiendo descender la temperatura hasta los 0º C. e incluso menos. Las escasas precipitaciones que se registran son debidas a la penetración esporádica de aire marítimo ecuatorial o tropical en las márgenes del desierto, que ocasiona lluvias de tipo torrencial. Es normal que de muy tarde en tarde caiga en pocas horas una cantidad mayor de lluvia que el total de uno o varios años. El caso más extremado y característico de este tipo de desierto es el Sahara, cuyo margen meridional registra precipitaciones ligeras originadas por la zona de convergencia intertropical en su desplazamiento estival hacia el Norte, mientras que la margen septentrional las recibe del frente polar, que muy ocasionalmente alcanza estas regiones en su avance invernal hacia el sur. Así, en los bordes del desierto aparecen estrechas franjas esteparias que flanquean no sólo éste sino todos los desiertos y constituyen zonas de transición hacia climas menos secos. Tan escasa cantidad de lluvias permite sin embargo la existencia de vegetación discontinua en el espacio, raquítica y pobre, compuesta por plantas xerófilas, adaptadas a la escasez de agua. Estas plantas, vestigios residuales de las que en épocas anteriores -más húmedas- poblaron las zonas que hoy son estepas y desiertos, subsisten gracias a haberse adaptado a un medio cada vez más hostil, reduciendo su ciclo vegetativo, endureciendo sus tallos y hojas, desarrollando su capacidad para almacenar agua en hojas carnosas, etc.

Los desiertos continentales tropicales se prolongan hacia el Oeste en los desiertos costeros. Al descender sobre las aguas del océano recorridas por las corrientes frías -la de Humboldt en Chile, la de Benguela en Namibia, la de Canarias en la costa Oeste africana-, estos vientos se enfrían, pero su bajo contenido en vapor de agua únicamente permite que, al abordar el continente, produzcan nieblas y rarísima vez lluvias. El efecto más importante de las corrientes marinas es que moderan las temperaturas, de forma que la variación entre la temperatura media del mes más cálido y la del mes más frío no suele ser superior a 6º C, y las amplitudes térmicas diarias son muy bajas. Este es el rasgo más importante que caracteriza el régimen térmico de los desiertos costeros tropicales frente al de los desiertos continentales.

Los cursos de agua son prácticamente inexistentes (tan sólo los oasis) y ocasionalmente los “uadis” que son cursos secos o “ramblas” que permanecen secos durante años y sólo llevan agua durante unas horas o días cuando ocasionalmente llueve.

La vegetación y fauna es escasa y tiene que estar muy adaptada a las duras condiciones: cactus, palmeras en los oasis, serpientes, escorpiones, chacal, camello, cabra, halcones.
nLos habitantes del desierto son nómadas y viven desplazándose con sus rebaños de oasis en oasis y la poca población sedentaria también se ubica en dichos oasis.


Los desiertos albergan pozos de petróleo, gas natural o incluso reservas de agua dulce subterránea.









Los paisajes de las zonas cálidas: La Sabana.

La sabana se sitúa en zona de clima tropical, donde las temperaturas son elevadas durante todo el año y las lluvias abundantes solo en verano.


Es igualmente caluroso durante todo el año, aunque con una amplitud térmica algo mayor, que aumenta conforme nos alejamos del ecuador. La selva se clarifica y deja paso paulatinamente a la sabana a medida que avanzamos en latitud. Aquí ya aparece una estación seca, el invierno. Durante esta estación, la zona entre 5º y 25º de latitud N y S queda bajo el dominio del alisio seco que sopla desde el continente, mientras que en el verano está bajo el dominio de la zona de convergencia intertropical, produciéndose lluvias cuantiosas.


Se pasa así , progresivamente del clima ecuatorial al clima tropical con alternancias de dos estaciones bien definidas, una húmeda y otra seca. La existencia de una estación seca más o menos larga según las zonas, requiere que las plantas se adapten evolutivamente a la sequía endureciendo sus tallos y hojas y reduciendo su tamaño. Se da así una formación vegetal, la sabana, caracterizada por la abundancia de hierbas altas y arbustos de pequeño tamaño con algunos árboles dispersos, que resulta excelente hábitat para los grandes depredadores y herbívoros, y que, a menudo, el hombre dedica a la explotación ganadera. En el sur de Asia, debido a la inmensidad del continente, el clima tropical con estación húmeda adquiere características propias, extendiéndose hasta zonas que por latitud deberían ser desérticas. Ello se debe a la presencia de los monzones. Algunos años las lluvias son tan copiosas que causan inundaciones catastróficas que destruyen las cosechas e, incluso, producen numerosas víctimas. La superpoblación del área monzónica hace que la vegetación natural, el bosque monzónico, haya desaparecido en grandes extensiones para dar paso al cultivo del arroz.


La población se dedica a la ganadería y a la agricultura. Cultivostropicales para vender en los mercados: café, cacao, caña de azúcar,etc.






Los paisajes de las zonas cálidas: La selva.

La selva se da en la zona de clima ecuatorial. En la zona ecuatorial las lluvias se suceden sin interrupción durante todo el año. El total de precipitaciones es muy elevado -por encima de los 1.500-2.000mm- con pequeños máximos en primavera y otoño. Las lluvias se producen, generalmente, por ascendencia dinámica al converger los vientos alisios de ambos hemisferios y, en menos ocasiones, por ascendencia térmica debido al recalentamiento del suelo. Ello hace que los ríos de la zona ecuatorial sean los de caudal más abundante y regular de la Tierra. Las temperaturas son prácticamente uniformes a lo largo del año, como consecuencia de la perpendicularidad con que inciden los rayos solares. Al no existir apenas oscilación a lo largo del año ni en las temperaturas, ni en las precipitaciones, sólo existe una estación, que es cálida y húmeda.

El ambiente, muy "pesado" por el calor y la humedad (casi de sauna), es propicio al desarrollo de una vegetación exuberante, siendo la selva la formación vegetal típica. En ella existen gran variedad de especies vegetales, desde árboles de gran tamaño (40-50 m) hasta plantas casi microscópicas, pasando por árboles y arbustos de tamaño medio (10-20 m.); y todo ello complicado por una maraña de lianas que trepan por los árboles a la busca de luz. Tal variedad de especies hace difícil y poco rentable la explotación forestal, ya que los árboles de una especie explotable se hallan dispersos entre muchos otros actualmente sin valor económico.

Como consecuencia de la tupida vegetación, los animales que pueblan la selva son de reducido tamaño para poder moverse con facilidad entre la maraña de troncos, arbustos y lianas.

Los pueblos indígenas (Yanomamis, guaraníes, pigmeos …) viven de practicar la caza, recolección de frutos y raíces silvestres y una agricultura muy elemental; en contraste en las selvas asiáticas, la presión demográfica ha provocado el retroceso de la selva, al practicarse una agricultura de plantaciones de té, arroz, caucho …










miércoles, 22 de mayo de 2013

-Circulación de la atmósfera terrestre (corrientes aéreas)-





 
La circulación atmosférica es un movimiento del aire atmosférico a gran escala y, junto con la circulación oceánica, constituyen el medio por el que el calor se distribuye sobre la superficie de la Tierra. Sin embargo, hay que tener en cuenta que aunque el papel de las corrientes oceánicas es más pequeño de acuerdo con su volumen en comparación con el de la circulación atmosférica, su importancia en cuanto al flujo de calor entre las distintas zonas geoastronómicas es muy grande, por la notable diferencia de densidad entre la atmósfera y las aguas oceánicas que ocasiona que el calor específico transportado por un m³ de agua oceánica sea muy superior al que puede desplazar un m³ de aire.

La circulación atmosférica varía ligeramente de año en año, pero la estructura básica permanece siempre constante. Las células de Hadley, Ferrel, y Polar desempeñan un importante papel en la circulación atmosférica, y vienen a constituir un efecto de la circulación atmosférica global. Ello significa que la circulación atmosférica es el resultado de una combinación de muchos factores que actúan sobre el patrón barométrico del aire determinado por los centros de acción (anticiclones y ciclones o depresiones).

La rotación del planeta, las diferencias entre la distancia de la Tierra al Sol en verano e invierno, y los cambios en la inclinación de los rayos solares a lo largo del año explican algunas variaciones climáticas o la sucesión de las estaciones. La dinámica atmosférica está generada fundamentalmente por la energía solar, la cual se reparte de forma desigual en función de la latitud, debido a la inclinación con que llegan a la superficie los rayos solares. La cantidad de energía que recibe la atmósfera es diferente según la latitud, generándose así un bandeado climático y la circulación general atmosférica. 
La Tierra presenta una serie de bandas climáticas bien diferenciadas: una banda polar, rodeando cada polo; dos templadas, en contacto con las anteriores; dos tropicales, en torno a los trópicos; y una banda ecuatorial que, como una franja, envuelve el ecuador terrestre. 
Las diferencias climáticas entre las bandas se deben a la existencia de unas células de circulación atmosférica a escala planetaria. En determinadas latitudes predominan las borrascas y se producen notables precipitaciones a lo largo de todo al año, en cambio, en otras zonas los anticiclones son casi permanentes, y se produce el efecto contrario: la sequía.


 
Es importante hablar también sobre la conocida corriente en chorro. Una corriente en chorro es un flujo de aire rápido y estrecho que se encuentra en las atmósferas de algunos planetas, incluyendo la Tierra.
Aplicada a la Tierra, y según la Organización Meteorológica Mundial, una corriente en chorro es "una fuerte y estrecha corriente de aire concentrada a lo largo de un eje casi horizontal en la alta troposfera o en la estratosfera, caracterizada por una fuerte cizalladura vertical y horizontal del viento. Presentando uno o dos máximos de velocidad, la corriente en chorro discurre, normalmente, a lo largo de varios miles de kilómetros, en una franja de varios centenares de kilómetros de anchura y con un espesor de varios kilómetros".
Las principales corrientes en chorro de la Tierra están localizadas cerca de la tropopausa, la transición entre la tropósfera (donde la temperatura decrece con la altitud) y la estratósfera (donde la temperatura crece). Se trata de vientos occidentales (que viajan de oeste a este), tanto en el hemisferio norte como en el sur. Su camino tiene normalmente una forma serpenteante; las corrientes pueden detenerse, dividirse en partes, luego combinarse en una sola corriente o seguir varias direcciones, incluso opuestas a la dirección principal de la mayoría de las corrientes.
Este fenómeno se genera porque los vientos son en general más fuertes en la tropopausa. Si se encuentran dos masas de aire de diferentes temperaturas o densidades, la diferencia de presión resultante de la diferencia de densidad (que es la que causa los vientos) es mayor en la zona de transición. El viento no viaja directamente desde las regiones de mayor presión a las de menor presión, si no que es desviado por el efecto Coriolis y fluye a lo largo de los bordes de las dos masas de aire.
Todo ello es consecuencia de la relación del viento térmico. El decrecimiento de la temperaturas hacia los polos implica que los vientos desarrollan un fuerte componente este al elevarse. Por lo tanto, el enérgico movimiento hacia el este de las corrientes en chorro son en parte una simple consecuencia del hecho de que el ecuador es más cálido que los polos norte y sur.
La relación del viento térmico no explica por qué los vientos se organizan en chorros tan ceñidos, en lugar de tener una distribución más homogénea en ambos hemisferios. Hay dos factores que contribuyen a dar esa forma estrecha a las corrientes. El primero es la tendencia, en latitudes medias, a la formación de frentes debido al desarrollo de perturbaciones ciclónicas, junto a la existencia de marcados gradientes de temperatura. La corriente en chorro del frente polar puede entenderse entonces como el resultado de ese proceso de frontogénesis en latitudes medias, al concentrar las tormentas el contraste de temperaturas norte-sur en regiones relativamente estrechas.
Un segundo factor que contribuye a dar a las corrientes en chorro esa forma constreñida es más apropiado para las corrientes subtropicales. La corriente en chorro subtropical se forma en el límite polar de la célula de Hadley y esa circulación es simétrica con respecto a la longitud. El aire tropical se eleva a la tropopausa, debido principalmente a los sistemas de tormentas eléctricas de la zona de convergencia intertropical, y se mueve hacia los polos antes de descender (lo que se denomina circulación de Hadley) conservando el momento angular, ya que la fricción es escasa por encima del suelo. En el hemisferio norte el movimiento se desvía a la derecha por el efecto Coriolis, por lo que el viento en dirección al polo norte implica un incremento del componente este de los vientos







En España nos afecta también un fenómeno de circulación atmosférica similar a la corriente en chorro, llamado gota fría. La gota fría es un fenómeno típico del Mediterráneo, ya que el contraste térmico es mayor que en otras zonas. Es un mar que se calienta mucho en verano y que puede llegar a estar cerca de treinta grados en zonas cercanas a la costa, pero cuando llega el otoño suelen entrar bolsas de aire frío en capas altas. Al ser más ligero el aire caliente que hay sobre el Mediterráneo, éste asciende rápidamente, formando una gran borrasca. Si en ese punto sopla viento de levante (si se forma enfrente de las costas españolas) que aporte más humedad y la empuje a tierra, es cuando desata su poder. La gota fría, al igual que los huracanes, depende del mar para obtener su energía, por lo que los mayores vientos y las mayores lluvias suelen ser en la costa, también al igual que los huracanes. La gota fría gira, pudiendo incluso intuirse un ojo en su centro en muchas ocasiones.
Por tanto, podemos decir que la gota fría es una masa de aire caliente que se eleva a gran altura. De esa forma se produce su rápido enfriamiento, originando grandes perturbaciones atmosféricas, lluvias muy intensas con numeroso aparato eléctrico, granizo y vientos huracanados.
La gota fría es un fenómeno meteorológico de alta peligrosidad en las zonas donde se produce. Las máximas precipitaciones otoñales en las costas del este de la península se han venido produciendo siempre durante este tipo de fenómenos, pudiendo llegar a causar severas inundaciones, erosión, numerosas víctimas y destrucciones localizadas o en áreas bastante extensas como ocurrió en la ciudad de Murcia en 1976. Se llega a extremos de lluvias intensas que, como en Gandía (Valencia) en 1987 llegó a superar los 500 l/m², es decir, si el agua no hubiera fluido hubiera cubierto la zona con medio metro de agua, una cantidad equivalente a lo que llueve en la zona en todo un año.
El viento puede llegar a más de 140 km/h en la costa, pero en el interior amaina rápidamente de manera considerable.
La marejada resultante puede destruir playas, embarcaciones y paseos marítimos, llegando a penetrar el mar en tierra firme y llegando a destruir los locales en primera línea. Las marejadas propias de la gota fría no son tan poderosas como las de los huracanes, pero aun así pueden elevar el nivel del mar 1 metro o más tragándose playas y paseos. Los oleajes suelen superar los 4 ó 5 m de altura, con olas que sin ser muy altas albergan una gran potencia por su corta longitud de onda.



lunes, 20 de mayo de 2013

-Litología, estructura y paisajes-



¿Qué son las rocas?
Las rocas son  agregados naturales que se presentan en nuestro planeta en masas de grandes dimensiones. Éstas están formadas por uno o más minerales.

Según su origen, se clasifican en tres grandes grupos, que son:
- Rocas ígneas o magmáticas: son aquellas que se han formado a partir del enfriamiento de rocas fundidas, denominados magmas. Éstos se pueden enfriar de forma rápida en la superficie de la Tierra mediante la actividad volcánica, formando rocas volcánicas o cristalizar lentamente en el interior, originando grandes masas de rocas llamadas plutónicas. La roca plutónica más representativa es el granito y estos afloran al exterior en forma de domos. Las rocas magmáticas no tienen estratos.


Domo de granito
Cuando los granitos afloran al exterior se fracturan por los cambios de presión dejando paisajes de bolos graníticos, los cuales son comunes en paisajes graníticos maduros.


Bolo granítico

Piedra caballera

Piedra caballera
Podemos encontrar granitos de diversos colores, como por ejemplo el granito rosa.

Granito rosa en El Pindo (La Coruña)

El otro tipo de rocas magmáticas son las rocas volcánicas, las cuales se forman por el enfriamiento de magmas al contacto con el aire o con el agua. Cuando hablamos de rocas volcánicas hablamos de coladas o capas, ya que en la expulsión de lava a exterior de forma interrumpida, cuando esta solidifica lo hace en forma de capas (no estratos).

Colada volcánica (Isla de La Palma)



Tubos (lenguas de lava en las que se enfría la parte de arriba formando túneles)


          
Piroclastos

Árbol de piedra (Teide)
-Metamórficas: son aquellas formadas a partir de otras rocas que han estado sometidas a grandes presiones y temperaturas sin llegar a fundirse. Este tipo de rocas suelen dar paisajes alomados, suaves, redondeados.





Cuarcitas de Despeñaperros


Pizarras


Cuarcita

Afloramiento de pizarra
- Sedimentarias: formadas en zonas superficiales de la corteza terrestre a partir de materiales que se depositan formando estratos. Podemos diferenciar entre rocas sedimentarias o detríticas si se originan a partir de trozos de otras rocas, las cuales nos van a dar, en España, los paisajes más bajos, ocuparán los valles fluviales, y rocas sedimentarias químicas y orgánicas si se forman a partir de la precipitación de compuestos químicos o acumulación de restos de seres vivos. Los estratos los podemos encontrar de forma horizontal, vertical, plegados...


Torcal de roca caliza


Lapiaces y dolinas

En la siguiente imagen se muestran los diferentes tipos de rocas que predominan en la Península Ibérica.

 
- Predominio silíceo: es aquél que está formado por rocas graníticas y metamórficas. Los materiales son duros y procedentes del zócalo primario. Este predominio se extiende por toda la parte este peninsular y por zonas menos extensas como la zona de los Pirineos y la cordilleras Béticas
- Predominio calizo: en él se encuentran las rocas sedimentarias procedentes de los fondos marinos. La característica más representativa es que los materiales predominantes son blandos y fáciles de alterar. Predominan en el noreste y gran parte del este peninsular, junto con algunas zonas de las baleares.  
- Predominio arcilloso: formado también por rocas sedimentarias de grano muy fino que se acumulan en llanuras y depresiones. Se sitúan en la parte interior peninsular. Los materiales que predominan son arcillas y margas.
En la imagen no aparece el archipiélago canario, cuyo predominio es volcánico ya que es una zona formada por rocas que derivan de sucesivas erupciones volcánicas.