Los paisajes de los climas templados: El paisaje continental.
Hacia el interior, pero en dirección
Norte, la estación seca es el invierno, debido a la instalación sobre
el continente de un anticiclón frío y seco de origen térmico
-anticiclones de Siberia y Canadá- que impide la penetración de las
borrascas oceánicas. Estas solo alcanzan a producir algunas
precipitaciones en forma de nieve en los pocos momentos de debilidad del
anticiclón. La nieve caída durante el invierno, poco abundante, forma
una capa de poco espesor pero persistente, al mantenerse las
temperaturas invernales muy bajas: de -20º C. a -40º C... en enero según
la latitud. Durante el verano, la desaparición del anticiclón
continental permite la penetración del flujo de aire oceánico que modera
las temperaturas y permite precipitaciones en forma de lluvia, tanto
más cuantiosas y regulares cuanto más al Oeste.
Este
tipo de clima presenta sus rasgos más nítidos en el interior de los
continentes, pero se extiende hasta las fachadas orientales, si bien es
cierto que éstas reciben algunas precipitaciones invernales por la
proximidad del océano. En las fachadas orientales, a medida que se
desciende en latitud, va moderando sus características hasta dar paso a
los climas de tipo chino.
La
vegetación se dispone en bandas que se adaptan a los progresivos
cambios de las características climáticas. Hacia el interior y por
efecto de la continentalidad, el bosque da paso paulatinamente a la
pradera de gramíneas con algunos árboles dispersos, muy apta para la
agricultura, especialmente cereales, al darse sobre suelos muy fértiles,
los llamados "suelos negros". De este tipo son las conocidas regiones
cerealistas de Ucrania, del centro de América del Norte y de la Pampa
argentina. En estas zonas el principal riesgo para las cosechas está en
el encharcamiento del suelo en verano debido al exceso de
precipitaciones. En su zona más meridional, la pradera da paso a la
estepas y los desiertos fríos del interior de los continentes. A mayor
latitud, el bosque caducifolio y la pradera son sustituidos por grandes
masas forestales de coníferas, la taiga. Esta formación boscosa,
compuesta por especies como el abeto, el alerce y distintas variedades
de pino, forma una banda de costa a costa en Eurasia y América del
Norte. Una característica muy importante de este bosque es su
homogeneidad floral, que facilita grandemente y hace rentable su
explotación económica. De la taiga procede gran parte de la madera
destinada a la obtención de celulosa (fabricación de papel).
A
pesar de lo desapacible del clima continental, buena parte de las
mayores ciudades del mundo, tanto en población como desarrollo económico
están en zonas con este clima, entre las cuales se pueden mencionar: Chicago, Moscú, Montreal,etc.
Los paisajes de las zonas templadas: El paisaje mediterráneo.
En las fachadas Oeste, entre 30º y 45º de latitud, se da un clima de verano seco y temperaturas suaves. Por tratarse de una zona de transición, se ve afectada alternativamente por las borrascas del frente polar y por los anticiclones subtropicales oceánicos, cuyo vaivén estacional determina un tiempo lluvioso y templado en invierno y seco y cálido en verano.
Este tipo
de clima se da particularmente en los países ribereños del Mediterráneo,
de ahí la denominación de clima mediterráneo, aunque también se da en
la costa SW de Australia, en California, Chile central y en el SW de la
República Sudafricana.
Durante el verano
las perturbaciones del frente polar se trasladan a latitudes más altas y
permiten a las células anticiclónicas situarse sobre sus costas. Y
aunque se trata de aire húmedo, al ser descendente es estable y no
produce lluvias; solo cuando choca con un obstáculo montañoso se
producen ascendencias que provocan tormentas breves y locales. A esta
escasez en las precipitaciones se unen altas temperaturas estivales,
salvo en las franjas costeras (California, África del Sur) afectadas
directamente por las corrientes marinas frías. En invierno se retiran
los anticiclones subtropicales predominando la circulación del Oeste con
el frente polar que ocasiona un tiempo inestable y lluvioso. Este
mecanismo se inicia a principios de otoño y permanece hasta el final de
la primavera, cuando el frente polar vuelve a ser desplazado por los
anticiclones subtropicales. La mayor parte de las precipitaciones se
produce en las estaciones intermedias -primavera, otoño- siendo menos
importantes durante el invierno, ya que es frecuente que un apéndice del
anticiclón continental se sitúe sobre estas zonas, dando lugar a un
tiempo despejado y frío.
Este régimen
requiere de las plantas que allí se desarrollan, sofisticados mecanismos
de adaptación durante la sequía estival, mientras que la suavidad del
invierno hace que esta estación no constituya un inconveniente
importante para el desarrollo vegetativo. La formación típica es el
encinar; cuando las lluvias son algo más elevadas aparece el alcornocal,
que da paso a formaciones de pino albar y enebro en zonas de lluvias
más débiles. Los bosques mediterráneos han sido prácticamente eliminados
por la acción del hombre, degradándose sobre suelos calizos hacia una
formación de árboles y arbustos que deja una parte del suelo desnudo -la
garriga- y sobre suelos silíceos en una formación -el maquis- de pinos y
encinas aislados con un sotobosque denso. Las condiciones favorables de
esta zona hacen que siempre haya estado muy poblada y que la mayor
parte de su suelo esté o haya estado en algún momento cultivado.
Los
bosques están formados por árboles de hoja perenne (que no se cae en
otoño) con pinos, encinas, algarrobos, acebuches, jara, tomillo … cuando
el bosque es talado, o se ha incendiado aparece un matorral de especies
espinosas llamado maquia o garriga. Fauna: el lince, liebres, corzos,
halcones, águilas, buitres.
Los paisajes de las zonas templadas: El paisaje oceánico.
Los paisajes de las zonas templadas están ejemplificados a partir de los tres grandes tipos de clima que se dan en Europa:
La
fachada occidental de los continentes, entre aproximadamente 45º de
latitud y los Círculos Polares, presenta un clima que responde al
dominio permanente de la perturbaciones del frente polar. Este clima se
desarrolla especialmente en Europa, ya que la inexistencia de obstáculos
montañosos permite la incursión profunda de las borrascas oceánicas en
el interior del continente, a diferencia de América, donde las Rocosas y
Los Andes limitan esta influencia a una estrecha franja costera. Estas
zonas carecen de estación seca porque se encuentran fuera del alcance de
los anticiclones subtropicales. Las temperaturas son moderadas por la
influencia suavizadora del océano, aunque experimentan un claro descenso
a medida que se avanza en latitud y se penetra en el continente.
Aparece
una asociación vegetal, el bosque caducifolio, compuesta por especies
(haya, roble, abedul, arce) que endurecen sus tallos y pierden sus hojas
como adaptación a los fríos invernales. En las zonas muy azotadas por
el viento y en aquellas otras en que la acción humana -pastoreo, roza-,
el bosque se ve suplantado por formaciones bajas de matorral y hierba.
Hacia el interior y en dirección Sur, desciende el total anual de
precipitaciones y comienza a aparecer un verano corto y más seco que el
invierno, que marca la transición al clima mediterráneo de latitudes más
bajas.
La acción del océano suaviza las temperaturas (ni muy bajas ni muy calurosas) y propicia precipitaciones suaves y persistentes. Los ríos serán por tanto de caudal abundante (Támesis, Sena, Loira, Rhin) debido a las continuas lluvias.
En las zonas donde se ha preservado el bosque: osos, lobo, urogallo, topos, zorros, águilas.
La
población que encontramos es dispersa aunque hoy el paisaje está muy
humanizado, con importantes ciudades, puertos, vías de comunicación,
etc.
Los paisajes de las zonas frías: El paisaje de alta montaña.
Climas equivalentes a los polares en cuanto a
temperaturas y precipitaciones se dan en las cumbres con nieves
perpetuas y cubiertas por glaciares de algunas montañas de latitudes
medias y bajas. Y ello porque la altitud produce el mismo efecto y
origina unas condiciones similares a las que produce el aumento en
latitud. La montaña siempre es un elemento discordante con respecto a su
entorno, ya que presenta características que no aparecen en las tierras
bajas que la rodean, tales como disminución de la presión y de la
temperatura con la altura, mayor humedad, al menos hasta cierto nivel, y
mayor pureza del aire, que, sin embargo, aparece cada vez más
enrarecido. No obstante, y a pesar de estas singularidades, el régimen
de montaña obedece, en último término, al tipo de circulación dominante
en las latitudes correspondientes. La vegetación es también original y
varía según tres factores fundamentales: la latitud a la que se halle la
montaña, la altitud y la exposición de sus vertientes a los rayos
solares y a los vientos dominantes.
Los paisajes de zonas frías: Paisajes polares.
Más allá de los Círculos Polares,
la característica diferencial de los climas es la ausencia de verano;
en ello radica su originalidad. Por esta razón, zonas como el Norte de
Siberia no pueden ser consideradas como polares, pues a pesar de sus
bajas temperaturas, no carecen de un corto verano.
Dentro de los climas polares
hay que distinguir los bordes continentales del norte de Eurasia y
América -donde se ponen en contacto las masas de aire polares marítimas y
las polareas continentales- de las zonas interiores de Groenlandia y la
Antártida, dominadas por altas presiones.
En
los bordes continentales, el frente que separa ambas masas de aire da
lugar a abundantes precipitaciones en forma de nieve. Las temperaturas,
aunque moderadas algo por la influencia marina, son muy bajas; en
consecuencia el suelo está permanentemente helado. Sólo se deshiela
superficialmente durante dos o tres meses al año en los que las
temperaturas rebasan apenas los 0º C; se forman entonces grandes
barrizales y se producen corrimientos de tierra que en las áreas
habitadas constituyen un grave problema (vías de comunicación,
edificios).
El corto período de
temperaturas superiores a 0º C, aunque inferiores siempre a 10º C,
permite la existencia de una formación vegetal de líquenes, musgos y
plantas herbáceas, la tundra, que alterna a trechos con turberas y
claros donde el suelo aparece desnudo. En las fachadas orientales de los
continentes, la tundra desciende en latitud más que en las occidentales
por la influencia de las corrientes marinas frías.
Sobre los casquetes de hielos perpetuos existentes en la Antártida e interior de Groenlandia reina un clima glacial con temperaturas que en el mes menos frío no alcanzan los 0º C. En estas condiciones el desarrollo de la vegetación es imposible. El suelo aparece cubierto de hielo en capas de gran espesor que, por presión mecánica, se va deslizando hacia las orillas, donde se cuartea y forma icebergs: bloques de hielo que flotan en los oceános y que se funden lentamente a medida que alcanzan latitudes más bajas, constituyendo un obstáculo para la navegación.
Las precipitaciones, siempre en forma de nieve, son muy escasas -inferiores a 250mm anuales- , ya que estas zonas están bajo influencia de los anticiclones polares. Por ello, no solo es imposible la vida vegetal, también la vida humana se hace muy difícil, limitándose los asentamientos a las estaciones científicas, en las que el ambiente es totalmente artificial.
Los paisajes de las zonas cálidas: El desierto.
A la altura de los trópicos aparecen unos climas cuyo rasgo
definitorio es la aridez, que determina enormes extensiones de suelo sin
vegetación alguna, desorganización o ausencia total de redes fluviales,
así como una bajísima densidad de población animal y humana.
En los desiertos
tropicales las precipitaciones anuales son inferiores a 100 mm.
anuales. La causa principal de esta falta de lluvias radica en las altas
presiones subtropicales, a lo que se suman la continentalidad, las
grandes barreras montañosas y las corrientes marinas frías. Se
distinguen dos tipos de desierto tropical: continental y costero.
En los desiertos continentales el elemento condicionante del régimen termopluviométrico, además de las altas presiones, es la continentalidad que acentúa la sequía y la oscilación térmica diaria. En una atmósfera con muy escasa cantidad de vapor de agua (humedad relativa 25% a 30%) el calentamiento del suelo durante el día es muy intenso alcanzándose temperaturas de hasta 50º C. Durante la noche la irradiación de calor es también muy fuerte, pudiendo descender la temperatura hasta los 0º C. e incluso menos. Las escasas precipitaciones que se registran son debidas a la penetración esporádica de aire marítimo ecuatorial o tropical en las márgenes del desierto, que ocasiona lluvias de tipo torrencial. Es normal que de muy tarde en tarde caiga en pocas horas una cantidad mayor de lluvia que el total de uno o varios años. El caso más extremado y característico de este tipo de desierto es el Sahara, cuyo margen meridional registra precipitaciones ligeras originadas por la zona de convergencia intertropical en su desplazamiento estival hacia el Norte, mientras que la margen septentrional las recibe del frente polar, que muy ocasionalmente alcanza estas regiones en su avance invernal hacia el sur. Así, en los bordes del desierto aparecen estrechas franjas esteparias que flanquean no sólo éste sino todos los desiertos y constituyen zonas de transición hacia climas menos secos. Tan escasa cantidad de lluvias permite sin embargo la existencia de vegetación discontinua en el espacio, raquítica y pobre, compuesta por plantas xerófilas, adaptadas a la escasez de agua. Estas plantas, vestigios residuales de las que en épocas anteriores -más húmedas- poblaron las zonas que hoy son estepas y desiertos, subsisten gracias a haberse adaptado a un medio cada vez más hostil, reduciendo su ciclo vegetativo, endureciendo sus tallos y hojas, desarrollando su capacidad para almacenar agua en hojas carnosas, etc.
Los desiertos continentales tropicales se prolongan hacia el Oeste en los desiertos costeros. Al descender sobre las aguas del océano recorridas por las corrientes frías -la de Humboldt en Chile, la de Benguela en Namibia, la de Canarias en la costa Oeste africana-, estos vientos se enfrían, pero su bajo contenido en vapor de agua únicamente permite que, al abordar el continente, produzcan nieblas y rarísima vez lluvias. El efecto más importante de las corrientes marinas es que moderan las temperaturas, de forma que la variación entre la temperatura media del mes más cálido y la del mes más frío no suele ser superior a 6º C, y las amplitudes térmicas diarias son muy bajas. Este es el rasgo más importante que caracteriza el régimen térmico de los desiertos costeros tropicales frente al de los desiertos continentales.
Los
cursos de agua son prácticamente inexistentes (tan sólo los oasis) y
ocasionalmente los “uadis” que son cursos secos o “ramblas” que
permanecen secos durante años y sólo llevan agua durante unas horas o
días cuando ocasionalmente llueve.
La vegetación y fauna es escasa y tiene que estar muy adaptada a las duras condiciones: cactus, palmeras en los oasis, serpientes, escorpiones, chacal, camello, cabra, halcones.
nLos habitantes del desierto son nómadas y viven desplazándose con sus rebaños de oasis en oasis y la poca población sedentaria también se ubica en dichos oasis.
Los desiertos albergan pozos de petróleo, gas natural o incluso reservas de agua dulce subterránea.
Los paisajes de las zonas cálidas: La Sabana.
La sabana se sitúa en zona
de clima tropical, donde las temperaturas son elevadas durante todo el
año y las lluvias abundantes solo en verano.
Es
igualmente caluroso durante todo el año, aunque con una amplitud
térmica algo mayor, que aumenta conforme nos alejamos del ecuador. La
selva se clarifica y deja paso paulatinamente a la sabana a medida que
avanzamos en latitud. Aquí ya aparece una estación seca, el invierno.
Durante esta estación, la zona entre 5º y 25º de latitud N y S queda
bajo el dominio del alisio seco que sopla desde el continente, mientras
que en el verano está bajo el dominio de la zona de convergencia
intertropical, produciéndose lluvias cuantiosas.
Se
pasa así , progresivamente del clima ecuatorial al clima tropical con
alternancias de dos estaciones bien definidas, una húmeda y otra seca.
La existencia de una estación seca más o menos larga según las zonas,
requiere que las plantas se adapten evolutivamente a la sequía
endureciendo sus tallos y hojas y reduciendo su tamaño. Se da así una
formación vegetal, la sabana, caracterizada por la abundancia de hierbas
altas y arbustos de pequeño tamaño con algunos árboles dispersos, que
resulta excelente hábitat para los grandes depredadores y herbívoros, y
que, a menudo, el hombre dedica a la explotación ganadera. En el sur de
Asia, debido a la inmensidad del continente, el clima tropical con
estación húmeda adquiere características propias, extendiéndose hasta
zonas que por latitud deberían ser desérticas. Ello se debe a la
presencia de los monzones. Algunos años las lluvias son tan copiosas que
causan inundaciones catastróficas que destruyen las cosechas e,
incluso, producen numerosas víctimas. La superpoblación del área
monzónica hace que la vegetación natural, el bosque monzónico, haya
desaparecido en grandes extensiones para dar paso al cultivo del arroz.
La
población se dedica a la ganadería y a la agricultura.
Cultivostropicales para vender en los mercados: café, cacao, caña de
azúcar,etc.
Los paisajes de las zonas cálidas: La selva.
La selva
se da en la zona de clima ecuatorial. En la zona ecuatorial las lluvias
se suceden sin interrupción durante todo el año. El total de
precipitaciones es muy elevado -por encima de los 1.500-2.000mm- con
pequeños máximos en primavera y otoño. Las lluvias se producen,
generalmente, por ascendencia dinámica al converger los vientos alisios
de ambos hemisferios y, en menos ocasiones, por ascendencia térmica
debido al recalentamiento del suelo. Ello hace que los ríos de la zona
ecuatorial sean los de caudal más abundante y regular de la Tierra. Las
temperaturas son prácticamente uniformes a lo largo del año, como
consecuencia de la perpendicularidad con que inciden los rayos solares.
Al no existir apenas oscilación a lo largo del año ni en las
temperaturas, ni en las precipitaciones, sólo existe una estación, que
es cálida y húmeda.
El ambiente, muy
"pesado" por el calor y la humedad (casi de sauna), es propicio al
desarrollo de una vegetación exuberante, siendo la selva la formación
vegetal típica. En ella existen gran variedad de especies vegetales,
desde árboles de gran tamaño (40-50 m) hasta plantas casi microscópicas,
pasando por árboles y arbustos de tamaño medio (10-20 m.); y todo ello
complicado por una maraña de lianas que trepan por los árboles a la
busca de luz. Tal variedad de especies hace difícil y poco rentable la
explotación forestal, ya que los árboles de una especie explotable se
hallan dispersos entre muchos otros actualmente sin valor económico.
Como
consecuencia de la tupida vegetación, los animales que pueblan la selva
son de reducido tamaño para poder moverse con facilidad entre la maraña
de troncos, arbustos y lianas.
Los
pueblos indígenas (Yanomamis, guaraníes, pigmeos …) viven de practicar
la caza, recolección de frutos y raíces silvestres y una agricultura muy
elemental; en contraste en las selvas asiáticas, la presión demográfica
ha provocado el retroceso de la selva, al practicarse una agricultura
de plantaciones de té, arroz, caucho …
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